Comprando algunas cosas.

Eran las vacaciones de navidad. Este curso no iba a volver a casa por ciertos problemas de los que ni yo mismo tenía conocimiento. Sin embargo, el director me había dado permiso para pasar una semana en el Caldero Chorreante, pues necesitaba comprar algunas cosas en el Callejón Diagon. El primer día que llegué a mi habitación en el Caldero Chorreante lo dediqué a rememorar todo lo que había pasado hasta entonces. Realmente había sido todo bastante rutinario, pero había algo, alguien, que hacía que todo fuera mejor. Sonreí al acordarme de ella y ya no fui capaz de sacarla de mi mente. Me senté en la cama, saqué un cuaderno y empecé a garabatear su nombre de mil formas distintas. Fue en ese momento en el que me di cuenta de que sentía por ella más de lo que pensaba. El resto del día lo pasé descansando en la habitación.


Al día siguiente me levanté temprano, pues quería hacer todas mis compras para luego vagabundear el resto de la semana entre tiendas y gente. Tomé un desayuno rápido y fui al Callejón Diagon. Comencé por comprar tinta, pergaminos y un par de plumas nuevas. Luego fui a comprar chucherías lechuciles para Tayza y, por fin, fui a por unos libros que necesitaba, aunque acabé llevándome más de la cuenta, unos pocos libros para leer por las noches y entre clases.


Iba ya de vuelta al Caldero Chorreante, cargado de bolsas y bastante cansado pues ya era mediodía y empezaba a tener mucha hambre. Pasé por delante de la tienda de escobas y no pude evitar pararme y observar el escaparate maravillado. No sé cuanto tiempo estuve boquiabierto, pero no pude evitar pasar un buen rato observando aquella nueva escoba. Era preciosa, pulcra, limpia, esbelta...lo mejor que se puede desear de una escoba. Era, realmente, maravillosa.

Noté como Pansy prácticamente chocaba conmigo, pensé que me miraría mal y haría algún comentario tipo "qué haces tu aquí?" pero me sorprendió que me hablara, y mucho más que se sonrojara ante mi presencia. Creo que no fui capaz de borrar mi gesto sorprendido de mi cara.


- Tranquila, no te preocupes - dije sonriedole amablemente.


Luego me fijé que, al igual que yo, iba cargada de bolsas. Torcí el gesto en media sonrisa amigable.


- Pues lo mismo que a tí, ando haciendo unas compras - sonreí abiertamente - ¿qué tal las vacaciones? - pregunté, aún sorprendido de que Pansy, una Slytherin de pies a cabeza, se hubiese dignado a hablar conmigo.

Sonreí cuando comentó mi cara de sorpresa y amplié aun más dicha sonrisa cuando comentó las compras. Luego me preguntó acerca de mi estancia vacacional.


- La verdad es que estas navidades las paso en la escuela, pues no podía ir a casa con mis padres, pero el director muy amablemente accedió a permitirme pasar una semana en el Caldero Chorreante para hacer mis compras y de más, ya sabes, Navidad, regalos, caprichitos.... - dije imitándola un poco a modo de broma.


Le guiñé un ojo y sonreí amablemente para que no se enfadase por mi pésima imitación y con un gesto la invité a cruzar la calle y sentarnos a tomar un helado.

Me senté frente a Pansy y sonreí abiertamente.


- Un gran helado de chocolate y menta - dije - hace bastante frío, pero dicen que la mejor manera de combatir el frío es el mismo frío.


Observé la expresión de Pansy. No me parecía en absoluto mala persona, al contrario, después de hablar con ella me parecía una chica agradable. Lo único que me sorprendía es que hablara conmigo sin importarle mi casa.


- ¿Qué vas a pedir tú?

Llamé al camarero para pedirle los dos helados. Mientras tanto Pansy me preguntó si la acompañaba luego a comprar algunas cosas.


- ¡Claro! - respondí encantado - pero...¿te importa que pasemos un momento por mi habitación para dejar todo esto? Si quieres puedes dejar también lo tuyo, y luego antes de irte lo recoges - propuse sonriente.

Sonreí al verla devorar su helado y comencé yo a comerme el mío. Estaba increíble. Me encantaba la combinación chocolate-menta. Mi estómago agradeció fervientemente algo de alimento.


- ¿A dónde quieres ir luego? - pregunté, pensando en comprar yo también algunos regalitos.

Escuché lo que me decía mientras terminaba de comerme mi helado.


- Bueno yo también había pensado comprarle algo - dije - le encanta leer, así que supongo que un libro sería un buen regalo, yo había pensado comprarle una buena pluma - dije pensativo - también he de comprarles algo a mis padres - dije más para mí mismo que para Pansy - y...¿quién te ha dicho que me guste Lilith? - dije sonriendo, haciéndome un poco el loco.

Esta vez me tocó reir a mí, por la cara que había puesto.


- Jajajaja, está bien, está bien, me has pillado - admití - sí, sí que me gusta, y mucho, pero no sé, siempre he sido un bala perdida y un mujeriego, con ella todo es diferente, pero no me gustaría hacerle daño tampoco.. - dije.