Un día bastánte caótico

Aquella noche había sido horrible, pesadilla tras pesadilla cada cual peor que la anterior. Había soñado con la muerte de toda mi familia, que me enviaban a Azkaban y no quería recordar que otras horribles cosas había soñado esa noche. Pero la mañana no fue para nada mejor. Me levanté con un dolor horrible de cabeza, no encontraba mi uniforme de la escuela, me medio dormí en la ducha, salí a toda pastilla porque ya llegaba tarde y a mitad de camino me dí cuenta de que se me había olvidado la mochila, y que la noche anterior había dejado todos mis libros desparramados. Volví corriendo a la torre del séptimo piso, recogí los libros lo más rápido que pude, guárdandolos desordenadamente en mi mochila. Me cercioré de que lo tenía todo y me eché una última ojeada al espejo. Estaba horrible, con los ojos hinchados y unas grandísimas ojeras y encima no me había dado tiempo a peinarme. Volví a salir de allí corriendo pero cuando llegué a la puerta del aula no fui capaz de entrar, mi dolor de cabeza había sopresado los límites permitidos. Iba bajando a la enfermería bastante deprisa y despistando, cuando en un tramo de escalera tropecé y caí los tres últimos escalones, provocando ésto que me doblase el pie. Me levanté, me costaba bastante andar pero seguí mi camino. Cuando llegué a la enfermería vi que la doctora no estaba allí y casi me dio algo. Me senté en una de las camillas y me quité el zapato del pie que me dolía, comprobé que no tenía nada así que decidí ir a por una tostada al gran comedor y luego volvería.



Fui allí y apenas había nadie, casi todos estaban ya en clase. Cogí un par de tostadas y las unté de mermelada, pero tuve tal mala suerte que una de ellas de me cayó, manchándome la camisa blanca del uniforme. Le dí un furioso golpe a la mesa, lo que hizo que se me derramara el zumo. Definitivamente ese no era mi día. Volví a la enfermería y vi que la doctora aún no había llegado así que me senté a esperar. Al cabo de un rato pensé en coger yo mismo un analgésico, pero preferí no hacerlo por si acaso tuviese consecuencias, así que seguí esperando, ya algo más calmado.

Vi a Lilith preocupada y pensé que por fin aquel día tenía algún motivo para sonreir, pero no lo hice, no tenía fuerzas.


- Pues la verdad es que no - dije - no me encuentro nada bien, he tenido una noche horrible y la mañana ha sido igual o peor, me duele la cabeza, se me cayó la tostada encima de la camisa y además antes bajando me doblé el pie, pero bueno eso ya sé que no es nada, ¿qué te ofreces a acer por mi?

Sonreí cuando volví a ver mi camisa como recién lavada y la miré con mi mayor agradecimiento. Luego me centré en mi dolor de cabeza, ya se me había pasado un poco.


- Ando mejor del dolor de cabeza, creo que podré aguantarlo - dije.


Luego Lilith se arrodilló y me levantó el pantalón, mirando detenidamente mi tobillo. Lo moví en círculos casi sin problemas.


- No, no, lo puedo mover bastante bien, me duele un poco aún, pero poco a poco de me va pasando - comenté, ya más tranquilo y feliz por que ella esuviera acompañándome.

Sonreí ante su último comentario.

- Gracias por estar aquí - pronuncié como pude.


Luego me quedé embelesado con la mirada que cruzábamos. Volví a sonreir y agarré un mechón de su pelo y empecé a juguetear con él sin decir nada.

Le devolví la sonrisa con amabilidad. Me encontraba algo mejor, y su compañía me reconfortaba.


- No sé, me apetece tumbarme en algún sitio blandito pero no qiero separarme de tí - dije enrojeciendo levemente - ¿sugerencias? - pregunté sonriente.

- Bueno si quieres puedes irte a clase y dejarme solo e indefenso - dije poniendo cara de cordero degollado.


Luego sonreí agradecido.


- Me parece buena idea - dije.


Agarré su mano y me levanté. Tenía un tacto suave, no estaba caliente pero tampoco demasiado fría, me volvía loco sentir su piel contra la mía. Cada día me gustaba más tenerla cerca.

Me detuvé y pensé un momento.


- Creo que en el séptimo piso en el pasillo izquierdo - dije aunque no muy seguro de mi mismo.


Durante una fracción de segundo perdí el equilibrio y tuve que agarrarme a Lilith para no caerme, provocando que su cuerpo quedara prácticamente pegado al mío.

- Sí, estoy bien, lo siento - dije mirándola y sonriendo, pero sin soltarla.


Asentí en cuanto a lo de elegir la habitación y me concentré en que fuera espaciosa con una cama grande, estanterías con libros acerca de las lecciones que daríamos hoy durante las clases, algún juego de mesa, buena iluminación, íntima....que fuera perfecta para estar los dos solos.


- Bien, creo que ya la tengo elegida, ¿vamos? - dije andando un poco pues aún nos quedaba un piso para llegar al séptimo.

Me solté de su agarre y, tras cerciorarme de que mantenía el equilibrio, me dirigí hacia el muro y pasé tres veces por delante, concentrándome en la habitación elegida. Tras la tercera vuelta la puerta se materializó ante nosotros. Sonreí satisfecho y me apresuré a abrirla antes de que desapareciese.


- ¿Vienes? - pregunté sonriendo.

OFF: Ogggggggg!!! tengo q hacerlo todo yo?! xDxD ya abro tema en la sala de los menesteres ¬¬ xDxD