Buscando el libro

Abrí la puerta de la biblioteca con Lilith a mi lado y el maravilloso santuario de libros aparece frente a nosotros. No era la primera vez que entraba allí pero siempre causaba en mí la misma sensación. Me encantaba, me dejaba boquiabierto aquella visión y toda esa mezcla de olores, el sonido del rasgueo de las plumas y del pasar las hojas del libro...era simplemente fascinante.

Tras contemplarlo unos segudos agarré a Lilith de la mano y tiré suavemente de ella para que me siguiera. Anduve rápido pero sin hacer ningún ruido y me adentré en el laberinto de estanterías. Había memorizado el camino, a partir de donde estábamos debíamos girar 2 esquinas a la derecha y tres a la izquierda. Habíamos llegado a la sección de libros de hechizos, inconscientemente solté la mano de Lilith y recorrí una de las estanterías rozando los lomos de sus libros con las yemas de los dedos. Tras fascinarme de su tacto y su olor me giré hacia la estantería de enfrente, el libro debía estar allí, y efectivamente allí estaba, justo en el sitio dónde yo lo había dejado. Lo tomé y se lo mostré a Lilith, sonriendo satisfecho.

La observé mientras estudiaba el libro, no me había equivocado al pensar que le gustaría. Cuando me acerqué a ella noté cierto olor a éter que no había notado antes. ¿A qué se debería aquello?.

- Tranquila - dije con una sonrisa tranquilizadora - Sí, vamos a sentarnos.

Y la guié entre las estanterías hacia una mesa un poco apartada de las de más, tomé asiento y esperé a que Lilith se sentara a mi lado.

Agarré el libro sonriendo.

- No mucho - pase las páginas hasta llegar a la última - Lo más interesante hasta el momento es ésto - dije, señalando con el dedo la firma de S. Slytherin.

Se lo acerqué para que observara bien la firma

- De resto es como si alguien hubiera elegido este libro para tomar apuntes sobre hechizos, contrahechizos y demás.

Observé nuevamente la firma.

- Tu eres una slytherin, es más facil que pudieras conseguirla tú, sería muy raro que un gryffindor buscara la firma de Salazar Slytherin - bromeé

La miré extrañado

- ¿Tú crees? - finalmente la idea no me pareció tan rara asique admití - ¿por qué no lo comprobamos?

Y me levanté para adentrarme nuevamente entre las estanterías a buscar el susodicho libro.

Sonreí ante su ofrecimiento.

- Me apaño bien, gracias - dije - pero si quieres puedes seguirme y analizar mis movimientos y mi conducta, eso es típico de los slytherin - concluí bromeando.

Luego me giré hacia ella y mientras sonreía le guiñé un ojo.

Abrí mucho los ojos en señal de sorpresa pero enseguida me reí.

- Cielo, recuérdame que no vuelva a decirte que me analices - bromeé

Me llevé las manos al pelo y me lo heché un poco hacia atrás; la verdad empezaba a necesitar un pequeño corte pues ya me molestaba en la cara, pero me veía tan bien en el espejo...

- Bueno, ya que me has llamado poco elegante - continué bromeando - ¿cómo me ves mejor? ¿con el pelo como siempre o así un poco hechado hacia atrás? - sonreí con picardía - y, por cierto, ¿qué hay de malo en que te "rete" a conocerte? También tu puedes encontrarte con algo que no te esperas.

Tras decir ésto me giré y seguí estudiando las estanterías.

Pensé en lo que me había dicho de mi pelo, lo tenía ya larguito así que no sabía muy bien como peinármelo para que se vieran mejor mis ojos, finalmente decidí que me lo cortaría un poquitín.

Luego observé el libro, yo también intente un Accio, la reacción del libro fue la misma que con el hechizo de Lilith. Tras esto la miré y sonreí con picardía.

- Está bien, prometo no tocarte mucho el culo ^^ - bromeé

Tras aguantarme un poco la risa le hice un gesto para que se acercara mientras le sonreía con dulzura pero de una manera bastante...sexy...

Seguí sonriendo de la misma forma, me remangué las mangas para que no me molestaran, me agaché un poco, rodeé sus piernas unos centímetros por debajo de su culo y la levanté. Me sorprendió lo poco que pesaba, almenos eso me pareció, pero me apetecía chicharla un poquito.

- Ohh, dios dios como pesas madre mía.... - dije exagerando y bromeando

Noté su tono de voz molesto y me arrepentí de mi comentario.

- Pero no te enfades, tontorrona, estaba de broma, no pesas nada - le dije mientras me movia un poco a la derecha.

Solté a Lilith poco a poco, dejando que se deslizara por mi cuerpo pero estaba tan concentrado en el hechizo que tenía el libro que apenas me dí cuenta. Para cuando me dí cuenta, Lilith ya estaba en el suelo y yo la tenia sujeta de la cadera.

- ¿Por qué habrá alguien tan interesado en que nadie coja ese libro? - pregunté, aún sin soltarla, pero esta vez era consciente.

Una vez más deseché mi primer impulso, estábamos en la biblioteca y no habíamos venido a andar aciendo tonterías. Pese a eso no la solté.

Miré el libro, tenia un intenso color que me llamaba mucho la atención, y esa mezcla de olores...me fascinaba el olor de los libros, pero éste en concreto era más especial, se mezclaba con el olor del perfume de Lilith y me volvía loco.

Estábamos entre dos estanterías por las que, según lo visto no solía pasar nadie, así que me dejé llevar por mi segundo impulso. Solté una de mis manos de su cadera con delicadeza y agarré el libro.

- Déjame ésto un momento... - dije quítandoselo de la mano, pesaba mucho, pero pude ponerlo con facilidad en un hueco de la estantería que estaba a mi lado.

Volví a colocar mi mano donde estaba antes y, tras mirarla unos intensos segundos a los ojos, la agarré más fuerte, haciendo que su cuerpo se pegara al mío.

Me perdí en el océano azul de sus maravillosos ojos, ya apenas era dueño de mis movimientos, mi cuerpo actúaba guiado por mis más profundos impulsos. Bajé unos pocos centímetros mis manos, justo al punto donde terminaba su espalda.

Cuando se mordió los labios se me erizó el vello de la nuca, aquel gesto me provocaba de sobremanera. Acerqué mi cara a la suya, dejando mis labios a tan solo tres centímetros de su boca, sin dejar de mirarla a los ojos en ningún momento, en ellos descubrí que mi cercanía la ponía nerviosa, pero estaba por jurar que no qería que me alejase.

Seguí escudriñando sus ojos mientras abría levemente la boca, para dejarle notar mi cálido aliento en sus labios. Poco a poco el poco vello que podía haber por mi cuerpo también se erizó, sentí como mi temperatura corporal iba subiendo, pero me quedé así, esperando a ver su reacción.