Quedada en el Campo...

Llegué al campo pasado un minuto de las siete, un compañero me había retenido en el pasillo y ya pensaba que no llegaría a tiempo, pero cuando me adentré en el campo la ví, sentada en las gradas, sumida en sus pensamientos.

- ¡Eh! ¡Lilith! Ya estoy aquí - grité para que me oyera, y luego me encaminé hacia las gradas para ir a sentarme a su lado.

Me acerqué a ella, le di un beso en la mejilla y sonreí, luego heche una ojeada al campo.

- Impresionante..

Recordé lo ocurrido la noche anterior y un escalofrío me recorrió.

- Pues no hubo complicaciones hasta que llegué al castillo - comencé a contarle - pero ya cuando estuve dentro en el primer piso me dio la sensación de que allí habia algo o alguien que no debía estar allí, pero tampoco me paré a comprobarlo, luego casi me pillan los prefectos dos veces y por último en el pasillo de mi sala común descubrí a dos en un momento bastante íntimo - reí - fue una noche bastante movidita, ¿qué tal te fue a ti?

Observé su sonrisa, realmente se la veía muy cansada.

- No sé qué es lo que hay en el colegio, pero está claro que no debería estar aquí - medité un momento - ¿te atreves a descubrirlo conmigo? - concluí, aunque sabía que aceptaría el reto, era una slytherin de pies a cabeza.

Medité un rato mientras miraba hacia el bosque, me pareció ver algo raro pero al instante desapareció.

- Creo que deberíamos adentrarnos en el bosque - concluí - pero hoy no, ayer tuvimos demasiadas emociones y necesitamos descansar bien.

Sonreí al ver su carita de corderito degollado. A mí también me apetecía aventurarme en aquella historia, pero estaba agotado.

- No sé, tal vez podríamos bajar después de cenar a dar un paseo por las lindes del bosque - dije sonriendo con picardía - ¿te parece?

Tras mirarla unos segundos me recosté sobre el asiento y cerré momentáneamente los ojos, imaginando que tipo de misterios nos depararía aquella aventura.

Miré a Lilith y bostecé, estaba demasiado cansado como pa disimularlo.

- Está bien, aun es temprano, ¿a qué hora te apetece cenar? - pregunté y sonreí con dulzura

Observé su sonrisa y se me planteó una fugaz idea, no sabía si proponérselo o no, finalmente decidí dejarlo caer.

- ¿Sabes? No me apetece nada subir hasta el séptimo piso, y la verdad...siempre me ha hecho ilusión dormir al aire libre.... - dije, pero no terminé la frase, quería ver su reacción.

No pude evitar echar una carcajada.

- No me refería a aquí a las gradas, como bien dices es incómodo, pero sí que podemos bajar al campo y hechar un sueñecito - dije sonriendo y mirándola con suspicacia.

Sonreí abiertamente.

- ¿Y qué mejor compañía que la tuya? - dije, mientras bajaba tras ella, observando cada uno de sus movimientos.

La observé ahí tumbada y me entraron unas ganas casi incontenibles de tumbarme sobre ella. Tras unos minutos debatiéndome conmigo mismo me desabroché yo también la capa y me tumbé a su lado, pero se costado, observándola. Sonreí, y de pronto me dejé llevar por un impulso, le levanté unos centímetros la camisa y comencé a hacerle cosquillitas alreredor del ombligo con las yemas de mis dedos mientras la miraba directamente a los ojos.

Sonreí por su reacción, pero detuve mis caricias, no quería incomodarla.

- Lo siento - dije, sin dejar de mirarla.

Poco después me tumbé de espaldas y me concentré en un punto indefinido del cielo.