Paseando tranquilamente

Era un nuevo curso y todo seguía igual; los jardines, las clases, los alumnos que se iban y otros que venían…

Me encontraba paseando una mañana de sábado cualquiera, de cielo despejado y sol reluciente. Había dejado apartado todo relacionado con el colegio, los estudios, los deberes... incluso el uniforme. Vestía completamente de negro, una camiseta sin mangas y unos pantalones ajustados.

Miré como algunos grupos de alumnos se reunían. Parecían estar muy bien juntos y yo, sin embargo, estaba allí solo.

Al llegar a la sombra de un árbol me senté en la hierba, recostándome contra el tronco, cruzando los brazos tras mi cabeza.

Estaba tan metido en mis pensamientos que apenas noté la presencia que se acercaba. Abrí los ojos cuando una voz, claramente de chica, se dirigió a mí. La analicé de arriba abajo.
Era una joven de cabello rubio y simpática sonrisa. Sus ojos azules brillaban con una amigable curiosidad. Una Ravenclaw, seguro.

- Eres libre de hacer lo que te plazca – respondí con mi típica seriedad.

Paseaba tranquilamente por los jardines, pensando en mis cosas. Vestía unas bermudas verdes oscuras, una camiseta blanca y unas chanclas también blancas de cuero. Me había peinado un poco de punta, pero me daba un aspecto despeinado que me gustaba, era algo raro.


De pronto vi como Lilith se paraba a charlar con un chico. Algo se clavó en mí. ¿Celos? No estaba seguro, era una sensación extraña y nueva para mí.


Los observé a los dos de lejos. El parecía bastante altivo y por su aspecto debía ser de Slytherin. Inconscientemente me apoyé en el tronco de un árbol cercano y permanecí observándoles, esperando cualquier reacción "sospechosa"

De pronto Lilith giró la cabeza, pero no me moví. No esperaba que me viese, ni que se interesase por mi presencia, pero tampoco me hubiera gustado que no se percatase de ella. Me sentía extraño observándola desde aquella distancia. Sentía que mi león interior rugía con furia y lo que más me apetecía era estrangular a su acompañante, pero no me moví. Ví pasar a muchas chicas solas por mi lado, todas me miraban como si fuera un dulce que ansiaran comer. Se me ocurrió la idea de charlar con alguna de ellas para darle celos a Lilith y así lo hice. Me acerqué a una chica muy guapa que estaba sentada sola a escasos 50 metros de donde se encontraba Lilith y aquel chico. Parecía estar leyendo. Llevaba su uniforme puesto y por su escudo distinguí que era de Gryffindor. La saludé alegremente y me senté a su lado, desplegando toda mi labia. Me incomodaba un poco su forma de mirarme, parecía que fuera a tirarse sobre mí en breves, pero permanecí impasible, mirando de reojo hacia donde se encontraban ellos.

Observé un movimiento en la lejanía y luego volví a centrar en ella mi atención. Vi como fruncía el ceño por mi forma de hablar, para luego sentarse en la hierba. Me preguntó y yo le miré con cierto desdén.

-Primero, es de mala educación preguntar nombres sin antes decir el tuyo – dije con un deje de superioridad en la voz – segundo, si, soy de Slytherin.

A continuación ella se giró un poco y me pregunté si también se había sentido observada. Me fijé más y pude ver a un chico de pelo negro que miraba claramente hacia aquí. Luego se acercó a una Gryffindor sentada a escasos metros de nosotros. Arqueé una ceja, sabiendo al instante qué ocurría. Por algo era un Slytherin.

Fui incapaz de impedir que una tímida sonrisa se dibujara en mi cara ante su respuesta que, por cierto, me sorprendió.

- ¿De Slytherin? – pregunté extrañado.

Desde luego no parecía una Slytherin, al menos no la típica. Era demasiado feliz, demasiado sonriente y despreocupada como para pertenecer a la casa de las serpientes.

- Yo soy Kyle Vinievsky – le respondí.

Mientras, el chico de la lejanía parecería estar claramente ligando con la Gryffindor si no hubiese sido porque miraba hacía aquí tan a menudo.

- ¿Lo conoces? – le pregunté a Lilith.

Observé que Lilith quería saludarme y sonreí de lado, había funcionado. Seguí hablando con la muchacha, era demasiado altiva y me miraba con demasiado deseo, pero me había decidido a darle celos a Lilith así que no me separé. Le dije que me acompañara a saludar a una amiga y eso hicimos. Me acerqué a Lilith y a aquel extraño.


- Hola - saludé cordialmente a ambos y miré significativamente a Lilith, sonriéndole de medio lado - ¿qué tal?

Por supuesto que me parecía raro que fuera a Slytherin, pero no dije nada. Luego me habló de aquel chico.

- ¿Un Gryffindor? – pregunté con cierto desdén. Me evité decirle que cómo podía ser amiga de un Gryffindor ya que, con lo especial que era Lilith, seguro que lo veía tan normal.

Entonces se percató de que había sonreído e hizo algo que me tomó completamente por sorpresa; me cogió de las mejillas obligándome a sonreír. Intenté por todos los medios no sonrojarme, pero fue imposible, mis mejillas se tiñeron de un intenso rojo, sobre todo cuando rió de una manera tan natural, tan sincera, que reconfortaba.
En ese momento apareció el tal Ryan, seguido de la Gryffindor que solo tenía ojos para él. Lilith le saludó simpáticamente. No podía ser tan inocente como para no darse cuenta de porqué se había acercado ese chico ¿o sí? Fruncí el ceño, molesto porque un Gryffindor usara tácticas tan sucias y, además, en una chica que me había empezado a caer bien.

- Buenas, Ryan- saludé con frialdad cuando Lilith me presentó. Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no decirle que había estado bien hasta que llegó.

Mi salvaje león había rugido más que nunca dentro de mí al ver a Lilith agarrándole de la cara, pero me contuve y no dije nada. Observé la ceja arqueada de Lilith y no pude estar seguro de si me había entendido. Un comportamiento así no era propio de mí, pero no podía permitir que nadie se acercara más de la cuenta a lo que era mío. Espera...¿mío? //Ryan, ¿estás celoso?// pensé. Luego el tal Kyle me saludó fríamente.


- Hola, Kyle - los miré a ambos - ella es Michelle - presenté, la verdad estaba bastante incómodo al lado de mi "nueva amiga", en parte me sentía mal por hacer lo que estaba haciendo, pero mi corazón (y mi sentido animal) podían más que mi razón.

Lilith nos ofreció sentarnos. Michelle se sentó como si de una autómata se tratase pero yo me quedé de pie. Notaba los ojos de Michelle clavados en mí y escuchaba sus risitas nerviosas a mi espalda. Me estaba crispando, deseaba librarme de ella lo antes posible. En cambio, mi mirada estaba clavada en cada gesto de Lilith. Supe que había conseguido mi objetivo cuando la vi fruncir el ceño y apretar los puños disimuladamente. El problema iba a ser ahora librarme de Michelle, y más tarde de Kyle.



- Yo...yo prefiero quedarme de pie - dije cada vez más incómodo alejándome un paso de Michelle, pero no demasiado para que ella no lo notase, lo maquillé bien con un cambio de postura repentino.



Luego me dediqué a analizar a Kyle. Pese a su negra vestimenta y a su rostro altivo y prepotente en el fondo no parecía mala persona, pero aun así no iba a permitir que se acercara más de la cuenta a Lilith, le tendría vigilado de cerca.

Lilith les ofreció que se sentaran y Michelle lo hizo automáticamente, en cambio, Ryan decidió quedarse de pie. Luego observé cómo Lilith apretaba los puños molesta y decidí que, si eso no acababa pronto, yo le pondría fin.

De pronto, Ryan dio un paso hacia atrás y se alejó, alcé una ceja elegantemente, sorprendido por su reacción. Vi como me miraba y yo también lo hice, con un claro enfado dibujado en mi expresión.

Me froté los ojos cansado de la situación.

- Michelle, ¿A que tienes ganas de volver a tu Sala Común? – dije con tanta frialdad que sonó claramente como una orden irrechazable. La Gryffindor me miró con una mezcla de enfado y miedo, pero se levantó y se fue, indignada.

Miré y Lilith y a Ryan alternativamente y me encogí de hombros. Eso sí, que me hubiera librado “educadamente” de Michelle no significaba que yo me fuera a ir de allí, ni mucho menos.

Muy en el fondo agradecí la reacción de Kyle y se lo agradecí en una mirada, aunque el gesto de mi cara no expresara amabilidad alguna. Permanecí de pie y me apoyé en el árbol. No sabía porqué sentí como si mi estómago volviese a su sitio repentimanete, pesado y molesto, estaba bastante incómodo allí y pensé que tal vez realmente estaba molestando.



- No sé...quizá...quizá yo también deba irme - dije dirigiéndome más a Lilith que a Kyle, ignorando su forma de mirarme.

La reacción de Lilith me asustó y pegué un respingo.



- Relájate un poco quieres? - exclamé poniéndome frente a ella mostrando frustración y algo de enfado - No somos tan complicados, me gustas y no qiero que ese - señalé a Kyle - se te acerque más de la cuenta, por eso me acerqué a Michelle, ¿acaso hay que gritarte las cosas delante de todo el mundo? - estaba realmente frustrado.



La miré con una mezcla de rabia y deseo, luego miré a Kyle como advirtiéndole, me llevé las manos a la cabeza y me di la vuelta para marcharme, aquella situación podía conmigo. Sin embargo no llegué muy lejos. Un impulso me hizo girarme pocos metros más tarde y volver hacia donde se ancontraba Lilith de pie. La agarré y la besé, con ansia y ternura a la vez. Luego la solté y me dejé caer al suelo y, cruzándome de piernas, apoyé mis codos en las rodillas y la cabeza en las manos y suspiré.

Sabía que tenía razón. Susupiré con culpabilidad pero no aparté la mirada. Lilith tenía razón, me había comportado como un perfecto imbécil. No me importaba que se relacionase, desde luego, pero mis celos me habían podido y sabía que ese era un gran defecto que debía cambiar cuanto antes.


Sonreí un poco cuando me acarició la mejilla.


- Lo siento - fue lo único que atiné a decir y esta vez si aparté la mirada. Era verdad que lo sentía, no debería haberme comportado así.


Volví a mirarla. Agarré su cara dulcemente con una de mis manos y sin apenas emitir sonido dije - Te quiero.

Sonreí y me separé un poco de ella para sentarme sobre el césped.



- Espero no molestarte, Kyle - dije.