Paseando por Hogsmeade

Me quedé embelesado cuando se quitó la capa, de seanudó la corbata y se desabrochó la camisa. Tenía muy buen cuerpo y sus botones desabrochados me incitaban a querer desabrochar más. Luego se giró y me fijé en sus piernas, largas, bronceadas, bien formadas....definitivamente Lilith estaba muy pero que muy bien. Cuando me dijo que la acompañara no tardé ni una milésima de segundo en llegar a su lado.



- Si al final parece que se tornarán los papeles y eres tú la que jugará por conseguirme - dije bromeando

- Pues supondo que serán las seis y media, quizá las siete - dije mirando al cielo, debía comprarme un reloj. - será mejor que vallamos de vuelta al castillo, creo que no nos dejan estar aquí cuando haya anochecido.


Comenzamos a andar en dirección al Castillo. Iba observando el cielo pues se veía espectacular en aquel atardecer. Miré a Lilith de reojo y, como siempre, nacieron en mí ansias de acercar mi cuerpo al suyo, de agarrarla, de besarla....pero por una vez me contuve, esperando cualquier reacción por su parte.

Apreté afectivamente la mano que me había agarrado y le devolví la sonrisa.


- Pues pasaré el verano en casa con mis padres, escribiéndoos cartas y echándote de menos - dije sonriendo - ¿y tú, qué planes tienes?

Noté algo de mentira en su voz, pero no pregunté nada, no iba a obligarla a contarme nada que no quisiera.


- No, no creo que viajemos - dije - o quizás sí, depende de como se desarrollen las cosas - comenté.


La observé alzar la mirada al cielo. Seguía teniendo la sensación de que me ocultaba algo, pero tampoco yo era quién para meterme en su vida.

La miré y aunque intentó bromear no me reí, realmente no me gustaba que mis amigos me ocultaran nada, pero la entendía así que tampoco dije nada al respecto.



- No querrás estropear una tarde tan bonita como ésta con mis aventurillas veraniegas ¿no? - me limité a decir, con cierto desdén, pero también bromeando.



Aparté mi mirada de ella y la dirigí al frente y divisé el castilo, se veía increible a aquella distancia, mucho más imponente de lo que realmente era por dentro.

Me sorprendí ante el tenso silencio que se formó entre nostros, no lo entendía pero supuse que había hecho algo que le molestaba. Observé su cambio de expresión y su forma de ponerse la capa, estaba muy seria, más de lo que la había visto nunca.


No fui capaz de decirle nada, pues no sabía que decir, pero me acerqué un poco más a ella haciendo que mi mano rozase la suya.

Le aguanté la mirada y finalmente suspiré abatido.




- Sí, me refería a mi padre y a los mortífagos - dije - no sería divertido ni nada similar que nos encontraran a todos en casa y nos aniquiliran.




Aparté mi mirada de sus ojos y me concentré en un punto indefinido del suelo. Se me revolvía el estómago por algo parecido al miedo, solo por el echo de pensar que quizá tuviera que enfrentarme a los sucios secuaces del Lord. Me estremecí un poco ante aquellos pensamientos, pero segí sin mirar a Lilith.

Observé como Ryan se tensaba y bajaba la mirada. Guardé unos segundos de silencio antes de hablar.

- Y... Ryan ¿sabes qué es lo que hizo tu padre para ganarse la "simpatía" de los mortífagos? - pregunté - No creo que fuera solo por encarcelar a unos cuantos de ellos...

Esperé su respuesta mientras pensaba que lo más probable es que no los mataran, por muy grave que fuera, si no que los utilizaran bajo un Imperio para sus planes y luego los acribillaran a Crucios hasta dejarlos en la locura, pero no lo dije, era evidente que eso no lo iba a tranquilizar en absoluto.

La miré con una mezcla de rabia y resentimiento, pero enseguida cambié de expresión, era mi amiga y no se merecía que me pusiera así con ella, ella no tenía la culpa.



- No, no se nada de las actividades de mi padre en el trabajo ni de mis padres en la Orden del Fénix - dije, con un tono de voz más seco de lo habitual - nunca me han contado gran cosa por "no ponerme en peligro".



Sospechaba que mi padre había herido, quizá matado a alguno de ellos, pero como no estaba seguro no se lo conté a Lilith. Mi padre era un hombre de armas tomar.

Escuché su risita y no me molestó, aunque tampoco fue como para tirar cohetes. Me tomé mi tiempo para responder a su pregunta.



- Karl Flemming - respondí, no estaba seguro si debía decírselo, no sabía nada de su familia, pero era mi amiga y confiaba en ella.

La miré incrédulo y solo pude soltar una pequeña carcajada. Luego mi gesto se volvió serio.



- Sé cuidarme y defenderme desde que tengo seis años - dije recordando - no sabes todo lo que he pasado y las cosas de las que he tenido que huir y defenderme siendo apenas un niño - mi voz sonába áspera y autoritaria, como acostumbraba a ser con los desconocidos, una parte de mi "verdadero" yo estaba empezando a aflorar - pero gracias, si lo necesito no dudaré en pedirte ayuda.

Aquello fue demasiado para mí, me había molestado, estaba cabreado.



- Discúlpame señorita Slytherin, quizá no tenga la experiencia con la magia oscura que tienes tú o tu familia de la cual no sé absolutamente nada, y quizá no sobreviva a un grupo de mortífagos pero no soy un inepto, lo poco o mucho o no sé que pueda saber me ayudará a morir peleando y no como un cobarde. Y para que lo sepas, sí, me han acribillado a Crucios mas de una vez y sí, apenas siendo un niño pasé una buena temporada a la intemperie en un bosque alimentándome de raíces de árboles y de ratas. No soy tan.....cómo decirlo....tan Gryffindor como tu crees. Ni tampoco soy un ángel, un niño de papá ni nada por el estilo. Tú y yo no somos tan distintos sabes....quizá aparentemente sí, pero en el alma y el corazón somos prácticamente iguales - concluí apesanumbrado pero aún enfadado.



Tenía ganas de salir corriendo y alejarme de ella, pero no me moví.

Solté mi brazo con algo de brusquedad.



- No rechazo tu ayuda ni la de nadie - dije escupiendo las palabras - pero perdona pero si tengo que morir prefiero morir solo y no arriesgar las vidas de mis amigos o familiares, que, por cierto, dices que me busque amigos.....¿qué eres tu entonces? Dime, dime a que vienen todos esos consejos si no eres mi amiga...



Seguí andando hacia el castillo sin mirarla, finalmente hablé de nuevo.



- Ya apenas siento dolor - dije - me refiero a los Crucios.



Volví a girarme hacia el castillo y andé con cierta rapidez, no estaba seguro de si quería que me alcanzase o no.