Noche solitaria

- ¡Eeeh! ¿Insinuas que soy un escandaloso? - pregunté bromeando y haciéndome el ofendido

- Tranquila, también puedo ser muy sigiloso si quiero - dije sonriente, e instintivamente la cogí de la mano.

Observé como me cogió de la mano pero no comenté nada. Seguimos caminando hasta las puertas del castillo en silencio, mientras desviaba de vez en cuando mi mirada hacia él.
Empezaba a refrescar y una ligera brisa agitaba las hojas de los árboles.

Empezaba a hacer fresco, aunque aún no era un frío desagradable, aunque tampoco llegaríamos a notarlo porque ya estábamos llegando al castillo. Sentí como Lilith me miraba de vez en cuando y sonreí ligeramente, pero tampoco dije nada, no quería estropear el momento.

Ya estábamos a las puertas del castillo, así que me paré y me giré hacia Ryan, llevando hacia atrás uno de los mechones de mi pelo que caían sobre mi frente.

-Bueno... - comencé - ¿te vas a ir directamente a tu Sala Común o al final me vas a acompañar hasta las mazmorras? - le pregunté, mirándole a los ojos.

- Te acompaño - dije sonriente - yo no tengo sueño, y tengo curiosidad por saber dónde exactamente está tu sala común - terminé sin perder la sonrisa y comencé a andar hacia las mazmorras.

Le miré sonriendo y suspiré, como si se tratara de un caso perdido.

- Como quieras... - concedí - Pero de todos modos, no podrás entrar.

Seguimos andando por los pasillos hasta tomar unas escaleras que bajarían hasta las mazmorras. El silencio, como había dicho, era absoluto. Nuestros pasos resonaban en aquella tranquilidad.
Yo no estaba preocupada por si me veía algún prefecto de Slytherin, ya que, como bien era sabido, entre serpientes siempre había una especial complicidad, pero a Ryan si podrían castigarle si le pillaban.

- Tranquila - susurré - tampoco soy un suicida, no quiero que tus compinches me acribillen, ni que me expulsen.


Le sonreí y presioné cariñosamente sus manos. Comencé a andar más despacio para que mis pasos apenas se escucharan. No me preocupaba encontrarme a algun prefecto de Slytherin por allí, me preocupaba más la subida hasta el séptimo piso.

Noté como Ryan apretaba afectuosamente mis manos y cómo hacía un intento de que sus pasos no se oyeran, andando más lento.
Yo torcía en cada esquina adecuada, como si fuera lo más sencillo de realizar. Sin embargo, aquella red de pasillos era un auténtico laberinto para el que no estuviera acostumbrado andar por ellos.
Me giré hacia Ryan.

- Supongo que estarás memorizando el camino de vuelta ¿no? - pregunté en un susurro, mirándole a aquellos ojos que ya tanto conocía.

Asentí levemente sonriendo, era verdad que estaba memorizando el camino de vuelta pues aquel entramado de pasillos era propenso a hacer que cualquier despistado se perdiese.


Continuamos andando, torciendo esquinas, recorriendo pasillos en silencio y pensé que no llegaríamos nunca a la sala común.

Observé como Ryan empezaba a desesperarse levemente por aquel largo y confuso camino que estábamos trazando, aunque no había más remedio. En verdad, la forma de llegar más fácil no era esa. La que todo el mundo usaba era mucho más corta, pero sabía que a esas horas estaba vigilada tanto por Filch como por los prefectos de Slytherin, ya que era un pasillo estrecho en el que era fácil pillar a cualquier "rebelde" que se escapase a altas horas de la noche. De todos modos, tampoco quedaba mucho para llegar.

- Tranquilo - le sonreí - Ya no queda nada. Pero he tenido que cojer este camino para ahorrarnos problemas. Además, a partir de aquí puedes desviarte más fácilmente hacia las torres superiores sin pasar por los pasillos principales.

Sonreí agradecido. Realmente esos pasillos ya empezaban a sonarme, supuse que en alguna de mis aventurillas nocturnas habría llegado hasta allí. Sonreí para mis adentros, quizá volviera a aparecer por allí algun día.


- Sí, mejor ahorrarnos problemas - comenté - no sería bueno que nos pillase un profesor, o el propio Filch....que ganas de darle una patada a su gata... - dije, murmurando eso último.

No pude evitar reirme ante el último comentario de Ryan.

- ¿No eras tú un amante de los animales, Ryan? - pregunté risueña, con una simpática sonrisa dibujada en la cara.

Me detuve, ya habíamos llegado a la pared indicada, un muro descubierto lleno de humedad en el que aparentemente no había nada.

- Sí, pero no de esa sucia y esquerosa bola peluda - dije con el ceño fruncido.


De pronto Lilith se detuvo. Supuse que habríamos llegado a la entrada de su sala común.


- Bueno, creo que debo despedirme - dije encongiéndome de hombros y sonriendo.

Asentí con un ligero movimiento de cabeza.

- Hasta pronto, Ryan - me despedí, sonriéndole, pero sin entrar aún a mi Sala Común - espero que no te pillen en el camino de vuelta - bromeé, aunque en parte iba en serio.

- Sabré escabullirme bien - dije sonriendo.


Me incliné levemente hacia ella y me despedí con un suave beso, apenas un roce de mis labios con los suyos, para luego darme la vuelta y dirigirme hacia uno de los pasillos que sabía que me llevarían directamente unos pisos más arriba.

Me sonrojé cuando me besó. Aquel simple y leve roce consiguió acelerar los latidos de mi corazón.

Después, lo observé hasta que se perdió en la oscuridad y me giré hacia la pared. Pronuncié la contraseña y la puerta oculta se abrió, dejándome paso.

Entré.